Educación integral de calidad para las clases media y popular

Los creadores de la patria grande, Panamá, siempre apostaron, defendieron estructuraron y diseñaron una educación familiar académica, nacionalista, liberadora, científica, analítica y democrática. Con estos criterios innovadores, los ideólogos de la masonería militante, liberales doctrinarios, socialistas, etc., ubicada en el histórico Arrabal Santanero y en provincias a comienzos de la República (1903), entre los que se destacaron Eusebio A. Morales, Guillermo Andreve, Jeptha B. Duncan, Sara Sotillo, José Daniel Crespo, Brunilda Sierra, Octavio Méndez Pereira, José Dolores Moscote, Rosita Rosas y otros panameños raizales, echaron las bases estructurales para que la República de Panamá, de frontera a frontera, formara el valioso recurso humano que tuvo su mayor expresión de pleno desarrollo sostenible en la productiva generación de los años 40 del pasado Siglo XX.

En esta vigorosa etapa de nuestra historia republicana, fueron precisamente las prestigiosas escuelas públicas, a nivel nacional, las que formaron ciudadanos probos, contribuyendo eficazmente a profundizar y consolidar el Estado – Nación que había nacido traumatizado en 1903, con el síndrome fatal del llamado destino manifiesto, que imponía en la América indígena el imperio norteño y que tuvo vigencia con el asesinato del líder heroico cholo guerrillero VICTORIANO LORENZO, un nefasto 15 de mayo de 1903, seis meses antes de nuestra separación de Colombia, el 3 de noviembre de ese año, cuando en circunstancias especiales nacimos como República en el concierto de las naciones del mundo.

Es importante destacar que durante el itinerario que hemos recorrido como nación hasta la fecha, hemos tenido importantes avances cívicos — sociales — políticos, a pesar de coyunturas negativas por las que también hemos transitado, donde en algunos aspectos hemos involucionado y retrocedido en la dinámica que el determinismo histórico — geográfico le reserva a los pueblos que anhelan un auténtico desarrollo sostenible y sustentable estructuralmente.

Con optimismo y con visión de país plenamente soberano, que resane, recomponga e instrumente una verdadera política educativa pública, donde se limite y reglamente con urgencia el exceso protagónico de una educación privada elitista, mercantilista, dogmática, escolástica, alejada conscientemente de los valores éticos y morales que sustentan el necesario Estado nacional participativo, orientador y promotor del pleno desarrollo con equidad, inclusión, ético que tenga como meta prioritaria superior una sociedad pluralista, democrática, autogestionada y dueña absoluta de su propio destino.

Esta es nuestra propuesta consciente para nuestro futuro inmediato participativo.

Educador